No olvides
cuando llegue la última
tarde
nuestra promesa:
me tomarás de la mano
y camináremos hasta la orilla de la
vida,
donde me mirarás una vez más
con esa ternura tan tuya
para que yo no deje
de recordar
por qué es que estuve en esta
tierra:
para ser tuyo.
No olvides
mirarme con ojos enamorados
y abrazarme
hasta que yo ya no sea yo,
sólo memoria
esparcida en el universo.
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