Aquella
noche
las
miradas nos volvieron uno.
Las manos
dibujaron deseos
dibujaron deseos
sobre
nuestra geografía.
Nuestros
cuerpos fueron
un cielo en llamas.
un cielo en llamas.
Aprendimos
con
las manos y la lengua
a
ser la piel del otro.
Fuimos
río y lluvia
desbordando
la vida de los sueños.
Mil
veces
nacimos dentro del otro.
Aquella noche
aprendimos en el amor del otro
lo
que es la eternidad.
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