No
volverás,
nunca más me veré
en el cielo de tu mirada,
en el cielo de tu mirada,
ni sentiré el beso
de tu boca,
ni oiré las
palabras que pronunciaban
tus
manos sobre mi piel.
Tampoco
regresará contigo
ese
yo que era tuyo:
el
enamorado de tus ojos,
el
escribidor de besos en tu piel,
el
que cruzaba tu cuerpo
como
un pájaro sobre las olas,
el
que conocía tus debilidades
el
que bailaba contigo
al
borde de los sueños,
tu
compañero en el amor,
tu
mejor amigo,
mi
otro yo.
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