Tú
ya no existes,
aunque
otra con tu cuerpo,
tus
sueños y tu nombre
en
algún lugar de este mundo
camine
y ame.
Tú
ya no existes,
porque
tú sólo eras cuando
yo
te miraba, cuando yo te tocaba,
cuando
yo desandaba tus piernas
para
entrar al cielo.
Tú
ya no existes,
pues
el pasado no es nada,
sólo
un rumor en la memoria.
Tú
ya no existes,
tú
lo sabes y yo lo sé,
pero siempre a las cinco de la tarde
los
dos nos extrañamos:
tú,
a lo lejos, caminando al lado de otro
y
yo en los brazos de ella.
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