miércoles, 26 de junio de 2013

Tiempos de amor


Hubo tiempos
en que no nos saciábamos,
no teníamos límites,
nos devorábamos una y otra vez.
No había fronteras
entre nuestros cuerpos y el deseo.
Nuestras manos y lenguas
se entregaban al placer
de incendiar la piel del otro.
En el ardoroso ir y venir
nadábamos nuestros cuerpos
hasta altas horas de la madrugada.
Y al despertar en brazos del otro
volvíamos a amarnos.
Hasta que los sueños se fueron
tras otros sueños.
Sólo nos quedó la tierra arrasada
de los abandonados,
de los que perdieron la vida sin morir.
El amor se había devorado el amor. 

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